miércoles, 16 de junio de 2010

Pozo sin fondo

Cuando hace frío en el hueco del alma, todo se nos llena más despacio, todo aquello que es conciencia y experiencia es un pozo sin fondo. Doña Guillermina Anaya sin sospecharlo nos ha heredado esa percepción de sentirla y sentirnos con ella “hoyo sin fondo”. Mi primera sensación de saberme “hoyo sin fondo” fue cuando la escuché rezar.
Para mi abuela nada es suficiente, todo puede y debe ser más, no mejor, sólo más y más.
No era suficiente rezarle a Dios, no era suficiente ser buen hijo, buen padre, buen nieto, honesto y feliz. Habría que subir de rodillas el empedrado camino de la iglesia, entrar con las rodillas peladas hasta llegar al altar, donde particularmente, en esa iglesia, sentías un escalofrío intrínseco desde que sabías existía, recuerdo que tan sólo pensar en la sola existencia de esa iglesia me erizaba la piel. Y ahí estábamos, los nietos de Doña Guillermina Anaya, subiendo el empedrado camino entre risas, miedo, y piel erizada. Dios en ese tiempo para mí, era Doña Guillermina Anaya, se manifestaba através de ella, de nosotros con ella. De sus sabias sentencias y castigos. Saber a alguien “hoyo sin fondo” no permite cerrar heridas, no permite dar, no permite retornar. Saber a alguien “hoyo sin fondo” es la prueba de que Dios existe. Doña Guillermina Anaya tiene y vive en un fondo de sensaciones iracundas, pensamientos tan arraigados y arrastrados que le impiden saber disfrutar. La vida le debe, el mismo Dios le debe, sus hijos le deben, sus nietos le deben, su difunto marido le quedo a deber.

Es así como nada le resulta suficiente. Nada auténtico ni mucho menos amoroso. Pero ella ama a sus hijos, sin duda, ama a sus nietos. Pero como es “hoyo sin fondo” esos hijos y esos nietos siempre le resultarán insuficientes, debimos ser otros nietos, mi madre debió ser otra hija, Dios debió ser otro Dios. Un Dios capaz de reconocerle sus sacrificios y necesidades. Dios es el gran “hoyo sin fondo”.

Todo en Doña Guillermina es un precipicio. Es una sensación de puente colgante. Yo, al hablar de ella me sé “hoyo sin fondo.”

No hay comentarios: