martes, 21 de septiembre de 2010

D-es-figura de un sueño de letras.

Ayer soñé que escribía una carta dirigida al norte. En ella contaba tanto y tan poco. Te platicaba de mi mudanza, de mis motivos, de mis causas. Te describía el día que entró el otoño y terminó el verano; el olor a tierra mojada, los colores en el cielo, lo nublado de las tardes, el sabor del café con cardamomo y de mi jardín. Te platicaba de S., de su letra, de lo que me significa. Te mandaba títulos de nuevos y viejos libros, te contaba que fui al teatro pero que no he ido al cine. Que he sentido el cuerpo y también un beso largo que he disfrutado, que tengo un proyecto que me emociona y me retoma. Que te llamé sin pensarlo y que no me arrepiento. Te contaba sobre el gato gris que apareció en otoño, que he ido a la perrera municipal cuatro veces en lo que va del mes. Que Alonso cumple años en cinco días. Que fui al Real y pensé en mi desamor al mismo tiempo que pensaba en ti. Te contaba que disfruto mucho escribirte, que me hace falta. Que la palma de mi mano aun no cierra del todo, que Lilu desapareció y Abraxas murió. Te contaba de mí, de quien ya no quieres saber.

Ayer soñé que iba a correos, pegaba en el sobre una estampilla con destino al norte. Al despertar, no había remitente.

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