domingo, 30 de octubre de 2011

retazos II

Conversación insomne

Soy mujer de palabras, lo sé. De muchos alfabetos. Disfruto una carta de amor entre extraños, un poema ajeno o un texto propio, pero sé gozar mucho de la presencia del otro, tener de frente el tono con que el otro pronuncia -me pronuncia-, es ahí donde todo fluye y el tiempo pasa y se detiene y la vida es (literal) palpable y la felicidad se desconstruye concepto.

-El hombre que no escribe mayúsculas:
¿te puedo compartir algo muy honesto que me pasa con respecto a ti?
-D.: Claro.

-El hombre que no escribe mayúsculas: me gusta estar cerca de ti, me gustaría estar más cerca de ti, pero me apena.
-D: (pone cara de emoticón)
-El hombre que no escribe mayúsculas: me apena de pena. de tristeza. no de pena vergüenza. a veces quiero saber cómo estás tú, tú. ¿sí sabes?
-D:
-El hombre que no escribe mayúsculas: claro. sí. por eso me atrevo a decirte esto que te digo. me apena. me entristece no estar más contigo. más cerca de ti.
-D: ¿Apenarse como renunciar a uno o muchos posibles?
-El hombre que no escribe mayúsculas: entiendo lo que dices. pero también pasa que siento que eres difícil de alcanzar. de tocar. siempre estás muy ocupada. entonces siento que no te puedo alcanzar.
-D: (pone cara de emoticón)
-D: ¿Alcazar la presencia?
-El hombre que no escribe mayúsculas: ay. que quiero verte. hablar contigo. darte un beso. o veinte. escuchar discos y leer poemas. y todo eso.

-El hombre que no escribe mayúsculas: yo sigo queriendo no tener más luz que una vela contigo. para leer. ¿qué mejor?

1 comentario:

Anónimo dijo...

ups!...
me doy cuenta que no soy 'Él',
ese hombre de tu conversación insomne.
Y claro, ¿cómo serlo?
si yo no sólo no escribo mayúsculas,
sino que ni minúsculas
que me acerquen a ti.

Alcanzar la presencia...