domingo, 10 de abril de 2011

Cioran

No se puede estar políticamente dotado si no se está asimilado ingenuamente al tiempo. La conciencia filosófica nace de una ruptura temporal. El hombre político vive en el tiempo como dentro de una sustancia, de manera que el momento es su marco temporal. Así como no se puede pensar sin ser, hasta cierto punto, independiente del tiempo, no se puede actuar sin ser dependiente de los instantes efímeros. El terror inspirado por la nada temporal, el miedo ante el vacío de los instantes, a su insustancialidad, profundiza la perspectiva meditativa. La aspiración política jamás supo de estas cuestiones, y ni siquiera sospechó de su existencia. El tiempo es una roca para el auténtico político. Sólo reparan en él los pensadores, pues en ellos no circula esa sangre temporal; ¿a qué podrían ponerle atención si no es al tiempo que se desgrana? La esencia apolítica del espíritu…

El político no requiere inexorablemente de un “horizonte”. Hablando con propiedad, jamás se encuentra ante principios sino ante hechos. Ningún político debe pasar un examen de principios; por ello, su antípoda no es el artista sino el teórico.

Si lo impelen fuerzas instintivas, y si responde a la voz de la sangre, el político no puede ser más que el prisionero voluntario de ese mundo que se encuentra bajo el imperio de la sangre. Mientras más se adhiera a este mundo, más se es político.
Emil Cioran
Traducción de José Antonio Hernández García



No hay comentarios: