jueves, 17 de noviembre de 2011

Y necesito esa letra que entra y cura.

2 comentarios:

Stalker dijo...

Querida D:

estos días me he acordado mucho de ti, porque una vez más vuelve a comprobarse que a este lado del océano la defensa de los animales se da a dos velocidades: los que luchan por ellos y los que torpedean, desde la burla y la arrogancia, esa lucha:

este artículo de Chantal Maillard salió hace unas semanas:

http://www.elpais.com/articulo/portada/Indignacion/elpepuculbab/20111015elpbabpor_1/Tes

y ésta es la respuesta de Javier Marías, novelista, al artículo anterior:

http://www.elpais.com/articulo/portada/busca/infelicidad/permanente/elpepusoceps/20111113elpepspor_15/Tes

Marías considera una "simpleza" aquello que no entiende. La ignorancia y la soberbia, una vez más, aliadas en esa mirada que reduce al otro (a quien no se comprende) a una caricatura.

En España, además, el desprecio a los animales suele coincidir con la misoginia de los popes mediáticos (el mismo Marías o Pérez Reverte). Una situación preocupante que hay que denunciar sin tregua, sin rendirse nunca. Porque son muchos, pero los demás también estamos aquí, y vamos a gritar muy alto próximamente.

Un abrazo, D., y no sabes lo que me emocionan las patitas de Alejo Stalker: ésas son las letras que me guardo, patitas de gato ante la intemperie, patitas mullidas como caricias...

Unknown dijo...

y yo...