lunes, 28 de marzo de 2011

Maurizio Nannucci




domingo, 27 de marzo de 2011

Escribir sobre esta catástrofe

Por Heriberto Yépez
Laberinto Milenio

Hace unos días, Japón sufrió un potente terremoto, un tsunami avasallador y, de nuevo, la amenaza radioactiva. Esto nos hace preguntarnos como periodistas, historiadores o escritores: ¿es posible describir las catástrofes?

La prosa desarrolla lo lineal; el desastre, en cambio, lo destruye.

La prosa no puede describir lo desastroso. La prosa ordena. La catástrofe todo lo vuelve caos.

Y la poesía asemeja estructuralmente al desorden, la dispersión y el despedazamiento que producen los desastres y las guerras, pero si la poesía imita a la destrucción deja de narrar historia, la esencia de lo catastrófico: experiencia tremenda.

El desastre y la guerra son discontinuidad del orden normal pero continuidad de la fragmentación. Este doble cariz hace que ni la prosa ni la poesía puedan asemejárseles.

La escritura se declara impotente para describir siniestros.

Transcribo del ensayo “America’s Hiroshima, Hiroshima’s America” de P. Schwenger y J.W. Treat, incluido en el libro Asia/Pacific as space of cultural production, editado por Rob Wilson y Arif Dirlik:

“…el poeta Hara Tamiki, se preguntaba si el significado de la bomba atómica podía ser capturado por alguien cuya propia piel no hubiese sido quemada. Al afirmar que quienes no son hibakusha [sobrevivientes] permanecen por siempre externos a su experiencia, él situaba a Hiroshima más allá de una posible asimilación incluso a través de las herramientas culturales más avanzadas. La escritora Takenishi Hiroko especulaba sobre el potencial del lenguaje mismo después del 6 de agosto, cuando escribió: ‘¿Qué palabras podemos usar ahora? Y, ¿para qué fines? Y aun: ¿qué son las palabras?’”.

Algunas escrituras se desarticulan para parecerse a la catástrofe. Al hacerlo, mutilan, asimismo, la experiencia catastrófica.

Entonces, ¿se puede escribir la catástrofe? ¿O está la catástrofe condenada a no poder ser escrita?

Ante guerras y cataclismos, el periodismo se hace esta pregunta. La solución que suele adoptar en sus géneros escritos o audiovisuales es mostrar un pedazo de historia de sobrevivientes —mostrar ruinas—; dar voz al testimonio de aquellos que vivieron el desastre.

Mediante el testimonio-del-sobreviviente, la catástrofe se humaniza.

El testimonio-del-sobreviviente vuelve la catástrofe narrable. Pero al volverla narrable, al humanizarla, la catástrofe es reducida a microhistoria. Toma dimensión biográfica, pequeña; vuelve manejable aquello que es —hecatombe— gigantesca des-historia.

La catástrofe sobrepasa las capacidades de la escritura.

Parecería que la mejor representación de la catástrofe son las películas. Esto humilla a la escritura.

Sismo, maremoto, huracán e invasión también asolan al texto. La catástrofe hiere, descompone, hacen sucumbir a la escritura. El lenguaje no tiene la última palabra.

Heriberto Yépez • hyepez.blogspot.com

D. tristezas tan profundas

Y la miseria más grande
habita en las jaulas.

El hombre
es su propia jaula
y
su miseria
ha trascendido
de tal forma

que las especies palidecen
día con día.

No puedo explicar el dolor que siento cada que los circos
aparecen y nos en-jaulan el alma.

Shocking new ADI cruelty exposé shames UK circus industry

Colores en las grietas

Juliana Santacruz


sábado, 26 de marzo de 2011

El mismo día

El mismo día:
me regalaron el libro "Digresión," un poemario que ha resultado un goce y un viaje dentro y fuera del lenguaje.
El mismo día:
recibí un correo, un correo con forma y rostro de carta, de esas cartas que a la distancia resultan entrañables extrañezas, más ésta, un correo electrónico-carta que imaginé en su papel, en su sobre, en esos sobres a los que se les pega una estampilla y en el que el remitente y destinatario son conocidos extraños. Pienso en la respuesta, en mi ingenuidad sobreexpuesta, en que dilato el goce para responder en un después que no deja de resultar un ahora: inquietud de letras que describan y desconozcan al otro. ¿Me acercaré a lo ajeno propio en mi respuesta? pensé en eso mientras leía y el tren avanzaba (nunca me han gustado los trenes por debajo de la tierra).

No sé si ese alguien,
allá, del otro lado,
piense en una respuesta.

Puedo decir:
Su lenguaje resultó tan extrañamente intenso en mi pensamiento que no he podido concretar una sola idea: LETRAS QUE INTENSIFICARON LAS GANAS.

aquí el pirmer poema que leí antes de mi carta imaginaria,
de esas cartas que nos contienen.


Minimalia
Armando Chong

Sentido del cuerpo

manifestación del vacío

su peso nominal.


Azul la distancia

infinitos rostros del agua

navegan los aires.


Algo calla

la intención de su certeza

ironía de la palabra.


Agua mínima

en la hierba, equilibrio ritual

primeras horas.

domingo, 20 de marzo de 2011

Atana

Diagnóstico: Lipidosis hepática (LH) felina

La muerte de un gato
es la muerte de mi historia
más próxima en la vida,
la muerte de un gato
soy yo
muriendo muchas veces,
matando la posiblidad.

sábado, 19 de marzo de 2011

colapso encendido. semana maltrecha

Darse cuenta
que fuimos de la misma camada,
y que somos de otra manada,

dirección alejada.

Que S. me escriba algo-tanto,
para que no se me olvide
que es posible
la sintonía de cuencos oceánicos,

la periferia y el borde.

Que la depresión felina
no requiera explicación
malherida.

Que los alfabetos
me silencien las ganas

y que la D.
de pausa se sepa.

Que los circos desaparezcan
y el tigre habite su selva.

lunes, 14 de marzo de 2011

02:26 a.m.


Me llegó este regalito. :)

Roberto Juarroz

Poesía vertical VI - 3


Hay mensajes cuyo destino es la pérdida,
palabras anteriores o posteriores a su destinatario,
imágenes que saltan del otro lado de la visión,
signos que apuntan más arriba o más abajo de su blanco,
señales sin código,
mensajes envueltos por otros mensajes,
gestos que chocan contra la pared,
un perfume que retrocede sin volver a encontrar su origen,
una música que se vuelca sobre sí misma
como un caracol definitivamente abandonado.

Pero toda pérdida es el pretexto de un hallazgo.
Los mensajes perdidos
inventan siempre a quien debe encontrarlos.

sábado, 12 de marzo de 2011

jueves, 10 de marzo de 2011

Ari Aboytes