lunes, 31 de mayo de 2010

Reconozco que no tengo un lenguaje sugerente para pronunciarte mi cuerpo en un beso. Para no llegar a conocerte. No me interesa conocerte, sólo calmar un poco la ansiedad de vida que me provocan tus letras. No me interesa saberte sino deletrearte.
Un beso de mis palabras prematuras para que sepas que te leo, te aprendo y te saboreo desde mis silencios.

"Dulce, creo que siempre me has caido estupendamente bien, incluso cuando me has caido algo mal. eres intensa. ironica. interesante. se que podrias (o quiza ya eres) una escritora, pensadora, con algo que dar. no te hagas: escribe. muestralo. mejoralo. sigue el proceso de lo que tienes ya: escritura. goce para ti. para otros."

(....)

Debo reconocer que algo pasa conmigo y la escritura. Nada.

Es un recomenzar, (des)continuar este lenguaje incierto, intenso.
Acudir al tiempo y permanecer en el instante que se comparte, seducirme con los pasos que explora mi cuerpo al leerte, al deletrearme, al sustraerme de mí para lograr permanecer.

Esta noche soy Otra, esa a quien la cordura se le desaparece.
Pensé en lo que va detrás de mí. En la manía de mi cuerpo, de mi refugio en tu piel hecha de letras. Pensé en la fobia de penetrarte en porvenires dispersos.
Recobre el aliento pero en un total desequilibrio de razón te pensé cerca, aquí, encendiendo el sentido de algo que no puede tener nombre.

viernes, 28 de mayo de 2010

Auna letra.

Habremos perdido hasta la memoria de
nuestro encuentro... y sin embargo nos
reuniremos, para separarnos y reunimos
de nuevo, allí donde se reúnen los hombres
muertos: en los labios de los vivos.



SAMUEL BUTLER

jueves, 27 de mayo de 2010

D-es-D

D. se pregunta: ¿Qué será de A. en este verano?
D. soñó con Abraxas.
D. quiere que sea viernes de cardamomo y no de gerundios.
D. sigue leyendo a Bachelard.
D. tendrá bosque y charla el fin de mayo.
D. quiere ir al D.F. el 9 de junio.
D. y sus gatos.
D. escucha y escucha "After the storm."
D. no quiere sentir el verano.
D. extraña la letra de un sólo nombre.

miércoles, 26 de mayo de 2010

BEIRUT



por GASTÓN BACHELARD

Cuando un alma sensible y culta recuerda sus esfuerzos
por trazar, según su propio destino intelectual, las
grandes líneas de la Razón, cuando estudia, por medio
de la memoria, la historia de su propia cultura, se
da cuenta de que en la base de sus certidumbres íntimas
queda aún el recuerdo de una ignorancia esencial.
En el reino del conocimiento mismo hay así una
falta original, la de tener un origen; la de perderse la
gloria de ser intemporal; la de no despertar siendo
uno mismo para permanecer como uno mismo, sino
esperar del mundo oscuro la lección de la luz.

¿En qué agua lustral encontraremos, no sólo la renovación
de la frescura racional, sino además el derecho
al regreso eterno del acto de Razón? ¿Qué Siloé
pondrá orden suficiente en nuestro espíritu para permitirnos
comprender el orden supremo de las cosas,
marcándonos con el signo de la Razón pura? ¿Qué
gracia divina nos dará el poder de acoplar el principio
del ser y el principio del pensamiento y, empezándonos
en verdad a nosotros mismos en un pensamiento
nuevo, el de retomar en nosotros, para nosotros y
sobre nuestro propio espíritu, la tarea del Creador?
Esa fuente de la juventud intelectual es la que, como
buen hechicero, busca Roupnel en todos los campos
del espíritu y del corazón. Tras él, poco hábiles por
nuestra parte en el manejo de la vara de avellano,
nosotros sin duda no encontraremos todas las aguas
vivas ni sentiremos todas las corrientes subterráneas
de un agua profunda. Pero al menos quisiéramos decir en qué puntos de Siloé recibimos los impulsos más
eficaces y qué temas enteramente nuevos aporta Roupnel
al filósofo que quiere meditar en los problemas del
tiempo y del instante, de la costumbre y de la vida.
Antes que nada, en esa obra arde un hogar secreto.
No sabemos lo que le da su calor ni su claridad. No podemos
determinar el momento en que el misterio se
aclaró lo suficiente para enunciarse como problema.
Mas, ¡qué importa! Provenga del sufrimiento o de la dicha,
todo hombre tiene en su vida esa hora de luz, la hora
en que de pronto comprende su propio mensaje, la
hora en que, aclarando la pasión, el conocimiento revela
a la vez las reglas y la monotonía del Destino, el
momento verdaderamente sintético en que, al dar conciencia
de lo irracional, el fracaso decisivo a pesar de todo
es el éxito del pensamiento. Allí se sitúa la diferencia
del conocimiento, la fluxión newtoniana que nos permite
apreciar cómo de la ignorancia surge el espíritu, la inflexión
del genio humano sobre la curva descrita por el
correr de la vida. El valor intelectual consiste en mantener
activo y vivo ese instante del conocimiento naciente,
de hacer de él la fuente sin cesar brotante de
nuestra intuición y de trazar, con la historia subjetiva
de nuestros errores y de nuestras faltas, el modelo objetivo
de una vida mejor y más luminosa. El valor de coherencia
de esa acción persistente de una intuición filosófica
oculta se siente de principio a fin en la obra de
Roupnel. Aunque el autor no nos muestre su origen, no
podemos equivocarnos sobre la unidad y la hondura de
su intuición. El lirismo que guía ese drama filosófico que
es Siloé es signo de su intimidad, pues, como escribe
Renán, 'lo que decimos de nosotros mismos siempre es
poesía".1 Por ser enteramente espontáneo, ese lirismo
ofrece una fuerza de persuasión que sin duda no podríamos
transportar a nuestro estudio. Habría que volver a
vivir el libro entero, seguirlo línea por línea para comprender
toda la claridad que le agrega su carácter estético.
Por lo demás, para leer convenientemente Siloé es
preciso darse cuenta de que es obra de un poeta, de un
psicólogo, de un historiador que aún niega ser filósofo
en el momento mismo en que su meditación solitaria
le entrega la más bella de las recompensas filosóficas:
la de orientar el alma y el espíritu hacia una intuición
original.
En los estudios siguientes, nuestra tarea principal
consistirá en arrojar luz sobre esa intuición nueva y
en mostrar su interés metafísico.
Antes de adentrarnos en nuestra exposición serán útiles
algunas observaciones para justificar el método
que hemos escogido.
Nuestra finalidad no es resumir el libro de Roupnel.
Siloé es un libro donde abundan el pensamiento y los
hechos. Más que resumirse, debería desarrollarse.
Mientras que las novelas de Roupnel están animadas
por una verdadera alegría del verbo, por una profusa
vida de las palabras y de los ritmos, es sorprendente que
Roupnel haya encontrado en Siloé la frase condensada,
recogida por entero en el fuego de la intuición.
Desde ese momento, nos pareció que, aquí, explicar
era explicitar. Por tanto, retomamos las intuiciones de
Siloé lo más cerca posible de su origen y nos esforzamos
por seguir en nosotros mismos la animación que
esas intuiciones podían dar a la meditación filosófica.
Durante varios meses hicimos el marco y el armazón
de nuestras construcciones. Por lo demás, una intuición
no se demuestra, sino que se experimenta. Y se
experimenta multiplicando o incluso modificando las condiciones de su uso.

Samuel Butler dice con razón:
"Si una verdad no es lo suficientemente sólida para
soportar que se le desnaturalice o se le maltrate, no es
de especie muy robusta".2 Por las deformaciones que
hemos hecho sufrir a las tesis de Roupnel tal vez se
pueda medir su verdadera fuerza. Por tanto, con entera
libertad nos hemos valido de las intuiciones de
Siloé y, finalmente, más que una exposición objetiva,
lo que ofrecemos aquí es nuestra experiencia del libro.
Sin embargo, si nuestros arabescos deforman demasiado
el dibujo de Roupnel, siempre será posible
restituir la unidad volviendo a la fuente misteriosa del
libro. Como trataremos de demostrar, en ella se hallará
siempre la misma intuición. Además, Roupnel nos
dice3 que el extraño título de su obra sólo tiene verdadera
inteligencia por sí mismo. ¿No es eso invitar al
lector a poner también en el umbral de su lectura, su
propia Siloé, el misterioso refugio de su personalidad?
Así se recibe de la obra una lección extrañamente
conmovedora y personal que confirma su unidad en
un nuevo plano. Digámoslo de una vez: Siloé es una
lección de soledad. Es la razón por la cual su intimidad
es tan profunda, es la razón por la que, más allá
de la dispersión de los capítulos y pese también al juego
demasiado holgado de nuestros comentarios, está
segura de conservar la unidad de su fuerza íntima.
Tomemos pues al punto las intuiciones rectoras sin
sujetarnos a seguir el orden del libro. Son esas intuiciones
las que nos darán las claves más cómodas para
abrir las perspectivas múltiples en que se desarrolla la
obra.

1 Souveiiiis d'enfance et de jeunesse, prefacio m.
2 Butler, La vie et Vhabitude, p. 17, trad. de Larbaud.
3 Siloé, p. 8.

lunes, 24 de mayo de 2010

Gaston Bachelard: La intuición del instante.

I. EL INSTANTE

"El presente virgen, vivo y bello. MALLARMÉ

"Habremos perdido hasta la memoria de nuestro encuentro... y sin embargo nos reuniremos, para separarnos y reunimos de nuevo, allí donde se reúnen los hombres muertos: en los labios de los vivos." SAMUEL BUTLER

I
LA IDEA metafísica decisiva del libro de Roupnel es la siguiente: El tiempo sólo tiene una realidad, la del Instante.En otras palabras, el tiempo es una realidad afianzada en el instante y suspendida entre dos nadas. No hay duda de que el tiempo podrá renacer, pero antes tendrá que morir. No podrá transportar su »ser de uno a otro instante para hacer de él una duración. Ya el instante es soledad... Es la soledad más desnuda en su valor metafísico. Pero una soledad de orden más sentimental confirma el aislamiento trágico del instante: mediante una especie de violencia creadora, el tiempo limitado al instante nos aisla no sólo de los demás, sino también de nosotros mismos, puesto que rompe con nuestro más caro pasado.
Allí, desde el umbral de su meditación —y la meditación en el tiempo es tarea preliminar de toda metafísica— está así el filósofo ante la afirmación de que el tiempo se presenta como el instante solitario, como conciencia de una soledad.

¿Cómo escaparía lo que es real a la marca del instante presente, pero, recíprocamente, cómo podría el instante presente no imprimir su huella sobre la realidad? Si mi ser sólo toma conciencia de sí en el instante presente, ¿cómo no ver que ese instante es el único terreno en que se pone a prueba la realidad? Aunque hubiéramos de eliminar nuestro ser, en efecto es preciso partir de nosotros mismos para demostrar el ser. Por consiguiente, tomemos primero nuestro pensamiento y lo sentiremos borrarse sin cesar con el instante que pasa, sin ningún recuerdo para lo que nos acaba de abandonar, ni tampoco esperanza, ya que estamos inconscientes, para lo que el instante que viene nos entregará. "Tenemos conciencia del presente y sólo del presente", nos dice Roupnel.

El instante que se nos acaba de escapar es la misma muerte inmensa a la que pertenecen los mundos abolidos y los firmamentos extintos. Y, en las propias tinieblas del porvenir, lo ignoto mismo y temible contiene tanto el instante que se nos acerca como los Mundos y los Cielos que , se desconocen todavía.

Y Roupnel agrega un argumento que vamos a contradecir con la única intención de acentuar más su pensamiento: "No hay grados en esa muerte que esar la vez el porvenir y el pasado". Para reforzar el aislamiento del instante, incluso nos atreveríamos a decir que hay grados en la muerte y que aquello que está más muerto que la muerte es lo que acaba de desaparecer... Y en efecto, la meditación del instante nos convence de que el olvido es tanto más claro cuanto que destruye un pasado más cercano, igual que la in- certiclumbre es tanto más conmovedora cuanto que se le sitúa en el eje del pensamiento por venir, en el sueño que se solicita pero al que ya se siente engañoso. Por efecto de una permanencia enteramente formal que habremos de estudiar, del pasado más remoto tal vez pueda volver y revivir un fantasma un tanto coherente y sólido, pero el instante que acaba de sonar no podemos conservarlo con su individualidad, como a un ser completo. Asimismo, el luto más cruel es la conciencia del porvenir traicionado y cuando llega el desgarrador instante en que un ser querido cierra los ojos, al punto se siente con qué novedad hostil el instante siguiente "asalta" nuestro corazón.
Ese carácter dramático del instante tal vez pueda hacernos presentir la realidad. Lo que quisiéramos subrayar es que, en esa ruptura del ser, la idea de lo discontinuo se impone sin la menor sombra de duda. Tal vez se objete que esos instantes dramáticos separan dos duraciones más monótonas. Pero llamamos monótona y regular a toda evolución que no examinamos con atención apasionada. Si nuestro corazón fuera suficientemente vasto para amar la vida en el detalle, veríamos que todos los instantes son a la vez donadores y expoliadores, y que una novedad joven o trágica, repentina siempre, no deja de ejemplificar la discontinuidad esencial del Tiempo.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Unica Zürn

“Por falta de inteligencia, ella cree firmemente que él la “hipnotiza”. Su cerebro, pequeño como el de un polluelo, no comprende que es “ella” la que se hipnotiza a sí misma al hacer girar sus pensamientos en torno a la misma persona. Él es el águila que vuela en círculos sobre el polluelo masoquista. Por fin comprende la solución. No hay salida para ella.”

“¡Ah! Esta falta de inteligencia hace que el polluelo, que mira al águila que gira sobre su cabeza, se deja retorcer el pescuezo, presa de histérica admiración. Y ella siente la dolorosa limitación, la penuria, la monotonía que a veces supone el vivir como mujer”

:(

martes, 18 de mayo de 2010

Y los twitt de alejodorowsky:

No sé por qué pienso tanto en ti cuando leo a Jodorowsky, debe ser porque no te gusta.

"Los límites con que me ves me dejan verme.Si te pidiera más debería darte más y ya no me queda nada. Un día tendrás mis huesos en tus manos."

"Bajo la carne, mujer, es rojo tu esqueleto. Abismo que parece cuerpo, te acaricio. Como el perfume de una flor tu cuerpo emana pensamientos."

"En ti mi conciencia ha extraviado sus espejos. Quiero ser el que soy dentro de tu mente. Hundo la cara en tu alma como si fuera mi máscara."

"Sólo puedo entrar en ti como un naufrago por el inconmensurable río de palabras que bajo tu piel atravesa el infinito espacio del silencio."

"No me enseñes la luz tengo sed de tu sombra."

"Tú y yo: de un substancia se hacen dos substancias, y de las dos una que no se parece en nada a la primera.A esto le puedes llamar alquimia."

"Desde un ojo que no es mío, me veo verme pensar... Si hablo creo futuros. Si callo el presente es eterno."

"Lo que aquí soy, es todo lo que soy...Lo que te digo aquí, aquí se queda. Me voy sin nada."

viernes, 14 de mayo de 2010

El Caballero.

Ayer, leyendo al caballero, quise tenerte de frente y que me leyeras en voz alta.
Ayer, leyendo al caballero no deje de pensarte. Fui Acumulando (nuestros) gerundios.

"Y el caballero, ¿Lo olvidará todo, ya que también hay una especie de contradicción?¡No!, pues el caballero no se contradice, y hay condradicción en olvidar la substancia de toda su vida mientras se continúa siendo el mismo. No siente ningún deseo de convertirse en otro hombre y de ninguna manera ve en esta transformación la humana grandeza. Únicamente las naturalezas inferiores se olvidan y llegan a ser algo nuevo. Es así como la mariposa ha olvidado que fue oruga; quizás olvidará aun que ha sido mariposa y hasta tal punto que podría convertirse en pez. Las naturalezas profundas no pierden jamás el recuerdo de sí mismas y tampoco llegan a ser otra cosa que lo que ha sido. Por lo tanto el caballero lo recordará todo, pero precisamente ese recuerdo es su dolor; sin embargo en su resignación infinita se halla reconciliado con la vida. Su amor por la princesa ha pasado a ser para él la expresión de un amor eterno y ha tomado un caracter religioso, se ha transfigurado en un amor cuyo objeto es el ser eterno, el cual si bien se ha negado a favorecer al caballero, al menos lo ha tranquilizado otorgándole la conciencia eterna de la legitimidad de su amor bajo la forma de una eternidad que realidad alguna no podrá arrebatarle. Los jovenzuelos y los locos son los que se jactan de que para el hombre todo es posible. ¡Qué error! Desde el punto de vista espiritual todo es posible, más no en el mundo finito hay muchas cosas que son imposibles.
Pero el caballero hace posible lo imposible encarándolo desde el ángulo del espíritu, lo cual expresa diciendo que renuncia a ello. El deseo, ansioso de convertirse en realidad y que había tropezado con la imposiblidad, se ha debilitado en su fuero interno; no por eso está perdido u olvidado.
A veces el caballero siente los obscuros impulsos del deseo que despierta el recuerdo; a veces él mismo los provoca; pues es demasiado orgulloso para admitir que aquello que fue la substancia de toda su vida haya sido cuestión de un momento efímero. Conserva joven ese amor y a medida que juntos envejecen, va haciéndose más bello. Por el contrario no desea de ningún modo la intervención de lo finito para favorecer el crecimiento de su amor. Desde el instante en que ha efectuado el movimiento, la princesa está perdida para él. No tiene necesidad de esos espasmos nerviosos que la pasión provoca ante la presencia de la amada ni de otros fenómenos parecidos, ni tampoco de perpetuos adioses en el sentido finito, pues posee de ella un recuerdo eterno; sabe muy bien que aquellos amantes tan ansiosos por verse todavía una vez postrera, tienen motivo para mostrar esa ansiedad, y razón en suponer que volverán a verse por última vez, porque ellos harán todo lo posible para un rápido y mutuo olvido. Ha comprendido ese gran secreto: que, incluso amando, uno debe bastarse a sí mismo."

jueves, 13 de mayo de 2010

Matthai: La filosofía como veneno

—Maestro, ¿filosofía para qué? ¿Para qué quiere fortalecer la filosofía?

—Porque es peligrosa. Para empezar, envenena las mentes humanas con dudas, inquietudes que los llevan a dimensiones de pensar humano que ponen en crisis, y hasta echan a la basura todos los valores de nuestras llamadas civilización y sociedad. Por lo tanto, la supresión de ella es un proyecto seriamente contemplado por académicos de alto nivel. Así, en Latinoamérica habrá una paulatina sustitución de las instituciones humanísticas por tecnológicas, y entonces, ¿para qué la filosofía? Esta nueva trayectoria carece de sentido.

—¿Y usted por qué sigue ahí, maestro?

—Porque aprovecho para esparcir veneno tan potente como el sida, de tal manera que para sembrar ideas filosóficas “incurables”, quien se haya puesto en contacto con ellas, hará que sobrevivan a pesar de todos los esfuerzos por matarla. Por eso sigo aquí.

Entrevista a Horst Matthai
Por Xóchitl Zambrano
Noviembre, 1998

link

por Katya Ramírez (mi hermana)

por Sol Enrique Castellanos (mi cuñado)

miércoles, 12 de mayo de 2010

Arnulf Rainer






Retomando lo que me gustaba, lo que me significaba.
Ando recuperando mi estética y mis gerundios.
Rainer siempre será de mis favoritos escogidos.

martes, 11 de mayo de 2010

Otra vez I.K.

"Y por algún motivo tengo la impresión de no resignarme a que este instante se desvanezca sin que mi sensación de la nada cobre forma, sin que la nada se me presente como vivencia, como algo."

S. Kierkegaard

Para esto hace falta pasión.
Todo movimiento del infinito se efectúa por la pasión y ninguna reflexión puede producir un movimiento. Ahí reside el salto perpetuo en la vida que explica el movimiento, en tanto que la mediación es una quimera la cual, según Hegel, debe explicar todo, pero que al mismo tiempo es la única cosa que él jamás ha intentado explicar.
Lo que le falta a nuestra época no es la reflexión, sino la pasión.

martes, 4 de mayo de 2010

Pronunciando al caballero.

"Para él, Regina es la difunta de los primeros amores, la ruptura de los esponsales; pero conserva la esperanza de volverla a encontrar en una repetición aquí abajo."

Tarea de toda una vida

"...porque la práctica de la duda no se adquiere en pocos días o pocas semanas; el término al cual llegaba el viejo luchador ya retirado de los combates, después de haber guardado el equilibrio de la duda en medio de todas las asechanzas, después de haber negado infatigablemente la certeza de los sentidos y del pensamiento, después de haber arrastrado sin cobardía los tormentos del amor propio y las insinuaciones de la simpatía; esta tarea es la que sirve hoy como iniciación para todos." Jahannes De Silentio.

"La tarea de descubrir cada vez más mi ignorancia. (Descartes)"